Muchos productos GORE-TEX llevan un tratamiento repelente al agua (DWR) ultrafino a base de un polímero que se aplica sobre la capa exterior. El tratamiento DWR reduce la tensión superficial del tejido exterior y el agua resbala sin más sobre la superficie.
Si el tratamiento repelente al agua (DWR) funciona correctamente, las gotas de lluvia se descomponen y resbalan sin más sobre la superficie.
Sin embargo, cuando el tratamiento DWR se desgasta, el agua penetra en el tejido.
El desgaste habitual de la prenda y su exposición a elementos contaminantes como el polvo, los detergentes o los repelentes de insectos acortan su duración. Cuando esto ocurre, el agua penetra en el tejido exterior y la prenda se siente húmeda y pesada, como si tuviera una fuga.
Lo bueno es que restaurar la repelencia al agua de los productos GORE-TEX es muy fácil.